Los entrenamientos actuales exigen muchas horas de trabajo a los deportistas. El volumen e intensidad de trabajo del entrenamiento aumentan continuamente y los ejercicios se repiten numerosas veces. Para conseguir un rendimiento alto, el volumen de entrenamiento debe superar un umbral de 1000 horas anuales. Todo deportista serio debe dedicar semanalmente de 4 a 6 horas al entrenamiento de la fuerza, además de otros elementos técnicos y tácticos de la preparación general y específica.
En estas condiciones, el aburrimiento y la monotonía pueden erigirse en obstáculos para la motivación y la obtención de mejoras. La mejor forma de superar estos obstáculos es incorporar toda la variedad posible a las prácticas del entrenamiento. Además de mejorar la respuesta al entrenamiento, la variedad tiene un efecto positivo sobre el bienestar psicológico de los deportistas. Las siguientes sugerencias ayudarán a enriquecer el programa de entrenamiento de la fuerza:
- Ejercicios alternativos diseñados para los motores primarios con la mayor frecuencia posible, sobre todo antes y durante la fase de competición; o un aumento del número de series por motor primario.
- Variar el sistema de carga empleando el principio del aumento progresivo de la carga en el entrenamiento.
- Variar el tipo de contracción muscular, sobre todo entre las contracciones concéntricas y excéntricas.
- Variar la velocidad de contracción (lenta, media y rápida), sobre todo durante la fase preparatoria.
- Variar el equipamiento pasando del uso de pesos libres a implementos pesado, isocinéticos, etc.
- Introducir variaciones entre las fases del entrenamiento.
3.PRINCIPIO DE LA INDIVIDUALIZACIÓN
Los entrenamientos actuales requieren una individualización. Todo deportista debe ser tratado según sus capacidades y potencial individuales y atendiendo a la práctica que posea en el entrenamiento de la fuerza. A menudo, los entrenadores siguen los programas de entrenamiento de deportistas famosos sin reparar en las necesidades, experiencia y capacidad de los deportistas a su cargo. Y lo que es peor, estos programas se insertan a veces en los planes de entrenamiento de deportistas junior. Los deportistas jóvenes no están preparados fisiológica ni psicológicamente para este tipo de programas.
Antes de diseñar un programa de entrenamiento, hay que analizar el potencial de entrenamiento de cada deportista. Los deportistas con un mismo rendimiento no tienen necesariamente la misma capacidad de trabajo. La capacidad individual de trabajo se determina mediante factores biológicos y psicológicos, y debe tenerse en cuenta a la hora de especificar la cantidad de trabajo, la carga y el tipo de entrenamiento de la fuerza. La práctica de tales entrenamientos también determina la capacidad de trabajo. La demanda de trabajo debe basarse en la experiencia. Incluso cuando los deportistas muestren grandes mejoras, los entrenadores deberán seguir siendo cautos al calcular la carga de entrenamiento. Cuando se asignen deportistas con distinta experiencia y antecedentes a un mismo grupo de entrenamiento, los entrenadores no deberán pasar por alto las características y potencial individuales.
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| "Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar a un árbol, vivirá toda su vida pensando que es estúpido." |
Otro factor que hay que tener en cuenta es el ritmo de recuperación del deportistas. Cuando se planifique y evalúe el contenido y tensión del entrenamiento, hay que evaluar los factores de exigencia aparte del entrenamiento. Hay que informarse sobre el estilo de vida del deportista y las implicaciones emocionales. El trabajo en la escuela y otras actividades pueden afectar el ritmo de recuperación.
Las diferencias de sexo también deben recabar nuestra atención. La fuerza total del cuerpo de las mujeres es un 63.5% de la de los hombres. La fuerza de la parte superior del cuerpo de las mujeres es por media un 55.8% de la de los hombres. La diferencia respecto a la parte inferior del cuerpo es mucho menor, y promedia un 71.9%. Las mujeres tienden a experimentar unos niveles menores de hipertrofia que los hombres, en su mayor parte debido a que su nivel de testosterona es 10 veces menor. Las deportistas pueden seguir los mismos programas de entrenamientos que los hombres sin preocuparse por desarrollar una musculatura excesivamente voluminosa. Las mujeres pueden aplicar el mismo patrón de carga, los mismos métodos de entrenamiento y seguir planes parecidos sin problema. El entrenamiento de la fuerza en las mujeres debe ser rigurosamente continuo y sin que haya largas interrupciones. El entrenamiento pliométrico debe progresar con cuidado durante un largo período de tiempo. Como las mujeres tienden por lo general a ser físicamente más débiles que los hombres, las mejoras visibles en el futuro rendimiento procederán de la mejora y aumento del entrenamiento de la fuerza.
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FUENTE
-Periodización del Entrenamiento Deportivo; Tudor O. Bompa, Phd York University. FUENTE

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